viernes, 3 de abril de 2015

Action Figure

Un muñeco. Yo tenia en mi poder un muñeco que me daba poderes según los accesorios que tuviese puesto. Poderes necesarios para enfrentarme a ese templo que no dejaba de sumar pisos en escaleras de sacrificios. Todas las criaturas que cruzaba me llamaban por un nombre corto que no puedo pronunciar. Remuevo la cara al muñeco y le coloco una máscara a su cráneo. Ahora soy de piedra y puedo flotar por todos los precipicios transportándome sin que nada me haga daño. Voy a estar inmóvil hasta que llegue a encontrar el tesoro hecho espada que esta escondida en el ático de la casa. Busco y busco para solo encontrar juguetes dorados. ¿Cómo voy a librarme de los Demonios con esto? Ellos estaban hablando de mi en la parrilla esperando que bajara de este lugar que muchos de ellos mismos reconocen que no subirían. ¡La espada! Que rápido olvido que nada es para mi sino para mi muñeco, y yo soy él. Con una cimitarra que convierte la sangre en arena me abro paso a una galería de puertas donde se escuchaban gemidos de orgías fantasmales. Hay una habitación que no me permite entrar con la máscara, la veo borrosa desde el otro lado del pasillo cubierta por un hechizo que genera vértigo y malestar. Los espíritus gritan ese nombre que no puedo pronunciar, tengo que llevármelo a la realidad ya que en el nombre hay otro poder. Tengo que llevármelo pero recordar me va a hacer despertar...



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