miércoles, 8 de abril de 2015

Araña Madre

Sabía que la mesa redonda concentraba en su mármol las peores energías de las veces que jugamos a la ouija. Ahora, en otro juego, uno como el DIABLO, se manifestaba dentro de los limites de la mesa a un héroe aparentemente solo y seguido por un par de sombras.
Quería grabar la partida pero no sabía como; la escena no estaba vinculada a ninguna plataforma aunque el héroe se inquietaba a mi voluntad.
Las sombras, en un parpadeo, eran orugas viscosas y malintencionadas. Y así, con cada parpadeo, se transformaban en un par de insectos arácnidos con cuernos...
Yo intentaba encontrar el cursor para poder seleccionar un ataque y lo único que pude hacer fue voltear a uno de los bichos con mi mano.
La enfurecí. Era la hembra; que me insulta en todos los idiomas de todos los tiempos. El macho se ocultaba entre los papeles y solo se reflejaban sus colmillos blancos desde las sombras.

Un momento de claridad: Si la puedo tocar la puedo lastimar...
La golpeo tirándola de la mesa. Ella, en su rabia, desde sus entrañas envuelve toda la habitación en una húmeda telaraña para situarse en el centro de la misma, colgando como un candelabro macabro...

"Soy la madre de todos los males, y de mi sale cada demonio"

Desde el miedo, odio las arañas; esas de ojos al frente, peludas, inquietas...
Solo quiero eliminarla del momento. Tomo dos papeles de la mesa, uno en cada mano para reventarla en el aire donde colgaba. Siento su espesor, todo su volumen, pelo y textura a través del papel... No estaba preparado para matar algo tan vivo. Pero ella si. Me muerde y despierto de un grito.

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